Las relaciones con los hijos e hijas deben alimentarse diariamente y crecer parar que se mantenga un alto nivel de amor y confianza. Para mantener lazos fuertes de unidad, la familia debe ser una prioridad en los momentos más importantes de cada día, sin necesidad de entorpecer las relaciones laborales, amistosas u otras.
Existen momentos sencillos, pero, a su vez especiales en la vida familiar, por tal razón es imprescindible compartirlos sin obstáculos, lo que conlleva a unir más a los padres y madres con sus hijos.
Actualmente, por diversos factores existe una decadencia de las costumbres con las cuales se ha crecido. Ante esta situación, es primordial dosificar el tiempo, de manera que el periodo compartido con la familia, aunque sea poco, sea de calidad.
Compartir tiempo con los hijos e hijas es una de las costumbres más sanas para su desarrollo emocional y psicológico. No solo a la hora de comer (hábito que se está perdiendo por falta de tiempo o adicción a la televisión y aparatos informáticos), sino en otros momentos cuando se puede aprovechar la compañía jugando o dialogando.
Por ello, independientemente de que la familia sea numerosa o con pocos miembros, las reuniones que puedan organizarse generan espacios de comunicación para solución de conflictos, hablar sobre el comportamiento y la disciplina de los hijos e hijas, o bien anunciar alguna nueva noticia que interesa a todos.
Una de las responsabilidades de los padres y las madres es garantizar que sus hijos e hijas crezcan felices y sanos. Esto permite un desarrollo desde la niñez hasta la adolescencia con relación a las actividades educativas y lúdicas.
Para la mayoría de los niños y las niñas, las figuras paterna y materna representan más que autoridad; un modelo a seguir, es decir son sus primeros héroes en su infancia. Con ellos, construyen su mundo interior y aprender a compartir, actuar y relacionarse con los demás.
Del comportamiento de los padres y las madres depende la educación de los hijos, ya que son modelos a seguir. Es fundamental comportarse con respeto, sin discutir, en total acuerdo por ambas partes (padre y madre), con educación, tolerancia, disciplina y cariño hacia sus hijos e hijas, lo que permitirá que no solo quieran pasar más tiempo con sus padres, sino que serán un ejemplo verdadero para modelar su personalidad.
Además de lo anterior, aprenden desde la experiencia que las relaciones son recíprocas, por ello deben enfocarse en los aspectos positivos. Cuando son positivas construyen procesos de solidaridad y cooperación, en cambio cuando son negativas se crean relaciones hostiles, egoístas, agresivas y fragmentadas.
Asimismo, se debe considerar que la mejor manera de conocer a alguien es compartiendo más tiempo juntos, pues se puede detectar las cualidades positivas y negativas que posee, por ende, los padres y madres identifican las virtudes de sus hijos e hijas y las potencian; de igual manera detectan sus errores y los corrigen adecuadamente.
A medida que los hijos e hijas crecen, los intereses cambian, pero es necesario darles seguimiento y orientarles en cada una de sus etapas. Siempre las relaciones deben basarse en el respeto, la comprensión, la confianza y la preocupación.
Sin embargo, la preadolescencia y la adolescencia son las etapas más cruciales, por ello se les debe atender más cautelosamente, ya que la crianza de los hijos e hijas conlleva satisfacciones y desafíos.
A medida que los hijos crecen, van adquiriendo independencia, esta es una parte normal y natural del crecimiento; pero siempre debe establecerse una relación íntima en el seno familiar, esto ayudará a mantener los lazos para toda la vida.
Beneficios de las reuniones familiares:
- Se mantiene líneas de comunicación abierta entre los diferentes miembros.
- Es una vía para expresar algún descontento con el ánimo de encontrar posibles soluciones.
- Se construye la unión familiar.
- Ayuda a los niños y las niñas a desarrollar estrategias para resolver problemas.
- Fortalece la autoestima de los niños y las niñas cuando sus opiniones son tomadas en cuenta.
- Es un momento propicio para anunciar decisiones importantes en la familia.
- Es el espacio ideal para exteriorizar los problemas familiares, intercambiar ideas pacíficamente y la búsqueda de soluciones.
Finalmente, las relaciones familiares fortalecen esos vínculos primordiales para la construcción de un hogar y el hecho de compartir momentos agradables unidos conlleva a mejorar cada día en dependencia de los errores que se cometan y se abren las oportunidades de cambios.