La obesidad se considera un síndrome de evolución crónica, caracterizado por un aumento generalizado de la grasa corporal, la cual se asocia a enfermedades que deterioran la calidad y reducen las expectativas de vida. La mayoría de los padecimientos que dan inicio a los trascendentales motivos de víctimas en el mundo, se atribuyen a este mal, con un incremento alarmante. Es una amenaza para la vida, por ser una enfermedad progresiva y crónica de proporciones epidémicas que puede afectar a todos los individuos.
Esta enfermedad se padece por muchos motivos, entre los cuales se señalan: el desorden alimenticio, la herencia genética y el uso de algunos fármacos. El estrés, un mal de nuestros días, se ha señalado que también puede provocar este desorden, cuando las personas no son capaces de dominar su ansiedad, y desplazan esta o tratan de calmarla ingiriendo alimentos sin medida y sin cuidar de ellos. Por tal razón, la obesidad afecta a muchas personas, sin hacer diferencia de sexo, edad ni clase social. Se padece cuando ya se ha excedido el peso ideal.
El obeso no solo ve abultado su cuerpo, sino también padece numerosas complicaciones, pues esta enfermedad provoca que el almacenamiento natural de energía acumulada en el tejido adiposo de los seres humanos, se acreciente hasta un nivel casi irreversible, que se asocia con ciertas condiciones de salud o llega a un incremento de la mortalidad.
Antes se tendía a pensar que solo los adultos podían ser obesos, pero en la actualidad, producto del desorden alimenticio referido, vemos a nivel mundial no solo una gran cantidad de obesos, sino también, entre ellos se cuentan muchísimos niños, quienes padecen este mal.
El Dr. Oscar Montiel, médico pediatra señala al respecto que existen dos tipos de obesidad, clasificadas según la distribución de la grasa corporal:
1. La obesidad androide que se encuentra en el rostro, cuello, tronco y parte superior del abdomen, esta se da con mayor frecuencia en el género masculino.
2. La obesidad ginecoide, la cual prevalece en el abdomen inferior, caderas y glúteos. Contraria a la anterior, sus víctimas más frecuente son las mujeres.
Es preponderante saber que esta enfermedad –con mayor auge en zonas urbanas, por el estilo de vida de los habitantes de estos lugares–, conlleva a nuevas enfermedades relacionadas con ella. Y se considera alarmante cuando se vuelve un riesgo para la vida del ser humano- por las nuevas enfermedades que implica.
Una de las más graves es la hipertensión arterial: esta es una condición médica determinada por un aumento de los límites de presión arterial, por encima de 140/90mm/Hg. Según la edad del paciente, este rango puede tener ciertas alteraciones.
Señala el Dr. Montiel (comunicación personal 2014) que la hipertensión arterial es una enfermedad asintomática y fácil de detectar; sin embargo, puede llevar a quien la sufre a complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo, por consiguiente, se presenta de manera sosegada y provoca cambios en el tono vascular periférico. Estos cambios, que anteceden en el tiempo a la elevación de la presión, producen lesiones orgánicas específicas, algunas de ellas definidas clínicamente.
Otra enfermedad que va de la mano con la obesidad es la diabetes mellitus tipo II, esta es un síndrome, se expresa por afección familiar determinada genéticamente, en la cual el sujeto puede presentar alteración en el metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas, y deficiencia relativa o absoluta en la secreción de insulina.
El colesterol elevado de la sangre es otro padecimiento que se debe a las irregularidades en los niveles de lipoproteínas, las partículas que llevan el colesterol en la circulación sanguínea. Esto se puede relacionar con la dieta, con los factores genéticos (tales como mutaciones del receptor de LDL en la hipercolesterolemia familiar) y la presencia de otras enfermedades tales como diabetes y una tiroides hipoactiva. La hiperuricemia es el aumento de la concentración del ácido úrico en sangre, al inicio es asintomático, pero suele acabar desencadenando la gota aguda o crónica al depositarse en las articulaciones, manifestándose con dolor articular, inflamación e impotencia funcional, esta última en casos muy avanzados, que afortunadamente hoy suelen ser impensables. Las articulaciones más afectadas son la del dedo gordo del pie y las rodillas.
La insuficiencia cardíaca (IC), otro padecimiento a causa de la obesidad, es un síndrome fisiopatológico resultante de cualquier trastorno, bien sea estructural o funcional del corazón, que cause la incapacidad de este de llenar o bombear sangre en los volúmenes adecuados para satisfacer las demandas del metabolismo tisular o, si lo logra, lo hace a expensas de una elevación crónica de la presión de llenado ventricular. No debe confundirse con la pérdida de latidos, lo cual se denomina asístole, ni con un paro cardíaco, es cuando la función normal del corazón cesa con el subsecuente colapso hemodinámico y lleva a la muerte.
Todos los males provocados por la obesidad de una u otra forma son mortales, por ello, es importante estar alerta ante esta enemiga silente, pues llega de una manera algunas veces disfrazada de placer y ricos antojos. Una forma de cuidar la salud, de saber si se está obeso o no, es conocer el índice de Masa Corporal (IMC), que se obtiene haciendo un cálculo entre la estatura y el peso del individuo y elevando este al cuadrado. Este es el método más habitual para evaluar el índice de grasa corporal. No se debe olvidar que la obesidad es el resultado del consumo de una cantidad de calorías mayor a las utilizadas por el cuerpo, asimismo los factores genéticos y ambientales influyen en el peso del cuerpo.
Se precisa aprender a seleccionar los alimentos que se consumen, ya que existe una inmensa diversidad de productos dañinos para la salud en nuestro entorno, por lo cual es necesaria una educación desde el punto de vista nutricional para poder escoger los alimentos más nutritivos y mantener un cuerpo sano.