Es necesario enseñar, valorar e inculcar en nuestros hijos e hijas (desde que son pequeños) la importancia de cuidar, respetar y proteger el medio ambiente donde vivimos. La educación inicia en el hogar, continua en el colegio y por supuesto, se retroalimentan entre si; por ello se debe crear una conciencia responsable sobre los niveles de contaminación existentes en nuestro planeta, conservación de la biodiversidad y otros problemas ambientales que se presentan, con el propósito de heredar un lugar hermoso donde vivir y compartir con las futuras generaciones.
Fundamentalmente, los niños deben adquirir hábitos positivos en lo que se refiere a la conservación del medio ambiente. Por ejemplo:
- Nunca ensuciar ni contaminar ríos, lagos, bosques, montañas y ciudades.
- Utilizar el agua con moderación tanto para el baño, lavarse las manos, como evitar regar con mangueras.
- No talar árboles, ni cazar animales.
- Reciclar y reutilizar, en lugar de desechar. Por ejemplo, los niños pueden transformar un simple tarro o envase de un producto en un juguete, de esta manera reciclan y desarrollan su creatividad.
- Respetar y tener contacto con la naturaleza para conocer sus beneficios y cualidades.
- Plantar, irrigar y cuidar las áreas verdes, aunque sea en pequeños espacios de nuestros hogares. Sembrar un árbol hace la diferencia.
- Visitar bosques, ríos, zoológicos, áreas protegidas para sensibilizar el amor hacia la naturaleza.
- Visualizar documentales sobre la importancia de conservar el medio ambiente. Esto ayuda a que los niños aprendan de una manera natural y divertida sobre el valor que tiene la tierra, el aire, el agua y demás elementos de la naturaleza viva.
Como padres de familia tenemos una gran responsabilidad con nuestros hijos e hijas; recordemos que ellos nos imitan en lo bueno y en lo malo, por tal razón debemos estar a la expectativa en su desarrollo.