En Estados Unidos existe una frase muy conocida por todos, que dice “Keeping up with the Joneses”, algo así como “Manteniendo el ritmo de los Joneses” (un apellido) y básicamente hace referencia a la necesidad de millones de personas de vivir, comprar y gastar como lo hacen sus vecinos, amigos, conocidos, etc.
¿El resultado? Muchos créditos y deudas, en la mayoría de los casos. El asunto es que si vemos a alguien con un carro nuevo y el de nosotros tiene sus buenos años, nos preguntamos “¿Por qué él sí y yo no?” y, automáticamente tomamos medidas.
Como en nuestro país no solemos abordar el tema del dinero, realmente es difícil conocer la situación financiera de las otras personas, por lo que cuando vemos a otros con un nivel de vida diferente, no sabemos si es porque ganan más o porque se endeudan más. ¿Nosotros? Nosotros, para estar a la altura, recurrimos a las deudas.
Y ciertamente, no es fácil ver que otros tienen más, salen más, se divierten más, compran más y gastan más. Sin embargo, si no aprendemos a vivir dentro de nuestras posibilidades (es decir, no gastando más de lo que ganamos), ese consumismo nos llevará inevitablemente a endeudarnos y a los problemas financieros.
A continuación te presento 10 consejos para estar libre de deudas y aprender a vivir con lo que te alcanza:
1. Conocé tus ingresos y gastos
Lo primero que debés conocer es cuánto entra y cuánto sale. Hacé una lista de todos y cada uno de tus ingresos (en caso de tener más de uno). Luego, elaborá una lista de cada cuenta que debés pagar, desde la renta o hipoteca de la casa, hasta el préstamo del auto, sin olvidar facturas que pueden no llegar todos los meses, como el seguro del carro o la compra del gas.
Estos son tus gastos fijos, sobre los cuales tenés un control limitado. La diferencia entre tus ingresos y gastos fijos es lo que queda para aquellos gastos que sí podés controlar: tus gastos variables y de entretenimiento.
La mayoría tiene suficiente ingresos para cubrir los gastos fijos, sino no hubieran adquirido estas obligaciones a pagar en primer lugar. Normalmente, los gastos discrecionales se salen de control.
2. Controlá tus gastos
Un plan de gastos, también conocido como presupuesto, es la mejor manera de asegurarte de vivir dentro de tus posibilidades. Este plan es, precisamente como su nombre lo indica: establece lo que vas a gastar.
Para mantener un control sobre tu progreso –o la falta de él-, necesitarás darle seguimiento al dinero que vas gastando. Antes, esto solía implicar el laborioso trabajo de escribir cada centavo gastado, dividir los gastos en categorías y sumarlos, para luego compararlo con lo planeado.
En estos días, sin embargo, es más fácil que nunca. Pues con un app en tu celular o una hoja de Excel en tu computadora, solo te tomará un par de minutos al día.
3. Separá necesidades de deseos
Cuando se trata de comprar, conocer la diferencia entre una necesidad y un deseo, te ayudará a evitar las deudas. Antes de realizar una compra, preguntate si realmente lo necesitás.
Si la respuesta es no, esperá antes de comprarlo. Una buena recomendación es esperar 72 horas: si después de ese tiempo aun lo deseás fervientemente, compralo. La mayor parte del tiempo terminarás no haciéndolo.
4. No compitás
No caigás en la tentación de querer todo lo que tus vecinos, amigos y familiares han comprado. Sean artículos nuevos, viajes o tecnología, sus compras no tiene por qué ser igual a las tuyas.
Miralo de esta manera: Tu vecino pudo haber financiado su carro nuevo, haber obtenido el TV con su tarjeta de crédito y pedido un préstamo personal para pagar sus vacaciones.
5. Pagá en efectivo
No es siempre fácil, ni te trae gratificación instantánea, pero adoptar un estilo de vida en el que pagás con efectivo, te puede ahorrar el caer en la trampa de las deudas. Y aquí no se trata solo de monedas y billetes: pagar en efectivo también puede ser con tu tarjeta de débito.
De lo que se trata es de no vivir del crédito, pues te da una falsa sensación de tener más dinero. Tu regla debe ser: si no lo puedo comprar de contado, en definitiva no lo puedo pagar con una tarjeta de crédito. Mejor ahorrá y lo comprás después.
6. Tené tu fondo de emergencia
La vida es impredecible. En cualquier momento tu carro se podría arruinar, te podrías enfermar, podrías ser despedido y más. Para la mayoría de personas, cualquiera de estas eventualidades implica endeudarse.
Es por esto que un fondo de emergencia es imprescindible. Si no tenés ahorrado el equivalente a 3-6 meses de gastos de subsistencia, empezá ya mismo. Cuando algo sale mal, y siempre pasa, no necesitarás sacar tu tarjeta de crédito o pedir un préstamo para pagar.
7. Ahorrá siempre que podás
Ahorrar te ayudará a no sobregirarte financieramente. Probá estos tips para comenzar:
- Nunca vayás al súper sin una lista de compras y recién comido.
- Comprá artículos de segunda mano cuando podás. Algunas buenas ideas son: ropa, muebles de oficina y juguetes de niño.
- No comprés el café cada día, mejor tomalo en tu casa u oficina.
8. Bajá tu nivel de gastos
Si todavía te está costando vivir dentro de tus posibilidades, analizá bien tus gastos. Probablemente habrá algo que podás reducir o recortar. Por ejemplo:
- Membresías y suscripciones sin usar.
- Salones de belleza.
- Planes de celular, cable y/o teléfono.
9. Aumentá tus ingresos
Si todo lo demás falla, aumentá tus ingresos. La manera más sencilla y gratificante es hacer más en tu trabajo, recibiendo un aumento. Si eso no es una posibilidad, quizá sea momento de buscar un nuevo empleo.
Mientras tanto, hay otras maneras de incrementar tus ingresos: desde deshacerte y vender cosas que no necesitás, hasta convirtiendo un hobby en un negocio.
10. No te privés
A pesar de ser el último tip, es el más importante. Cuando escuchamos frases como “vivir dentro de tus posibilidades”, combinadas con otras como “presupuesto”, es natural pensar en privación.
Podrás pensar que no hay diferencia entre presupuesto y dieta, ¿correcto? Ambas son sobre privarte, ¿no es así?
No. Vivir dentro de tus posibilidades y tomar algunas medidas para reducir gastos no te privan de la felicidad. Por ejemplo, si en lugar de salir con tus amigos, llegan todos a una casa, gastás menos y disfrutás igual.
En resumen, podés vivir perfectamente dentro de tus posibilidades y aun así disfrutar la vida. ¿El truco? Substituir la imaginación por dinero. Pensá en aquellos elementos que realmente te traen felicidad…y luego buscá la manera de pagar menos por ellos.