Es probable que tengás al menos una tarjeta de débito y una de crédito en tu billetera. La comodidad y protección que ofrecen son difíciles de superar en muchos casos, pero tienen diferencias importantes que podrían afectar seriamente tu bolsillo. Por eso, es necesario saber cuándo usar cada una, al momento de pasar el plástico.
Se ven iguales, pero son diferentes
Las tarjetas de crédito y débito típicamente se ven iguales: con números de tarjetas de 16 dígitos, fechas de expiración y códigos PIN. Pero ahí es donde terminan las similitudes.
Las tarjetas de débito permiten a los clientes del banco gastar dinero que ya tienen en sus cuentas, haciendo uso de fondos que depositaron con anterioridad en la misma. En cambio, las tarjetas de crédito permiten a los consumidores pedir dinero prestado al emisor de la tarjeta (casi siempre un banco), hasta un cierto límite para la compra de artículos o retiro de dinero en efectivo.
Hay muchas razones por las que tiene sentido utilizar un tipo de tarjeta sobre la otra, a continuación te lo explico:
Ventajas: Tarjetas de Débito
Comisiones y cargos: Los consumidores frugales preferirán usar la tarjeta de débito ya que, por lo general, no cobran ningún tipo de comisión ni cargos por mantener ahí tu dinero, a menos que éstos gasten más de lo que tienen en su cuenta e incurran en un cargo por sobregiro (algunas cuentas ni siquiera te permiten esto).
En contraste, las tarjetas de crédito sí te cobran… y mucho. Desde la famosa anualidad, cargos por exceder tu límite, cuotas por pagos atrasados y una plétora de otras tasas y sanciones, además, claro está, de la tasa de interés mensual sobre el saldo pendiente de la tarjeta. Ése que todo mundo conoce.
Gastos controlados: Una tarjeta de débito usa el dinero que vos ya tenés en tu cuenta, es por esto que aquellos compradores compulsivos harían bien de usar solo este tipo de tarjeta y así evitar caer en la tentación de gastar de más; de hecho, muchos comercios saben que las personas están dispuestas a gastar más cuando pagan con una tarjeta de crédito, comparado a cuando pagan con una débito –que es su dinero- o en efectivo.
Así, los intereses que pagan los usuarios de las tarjetas de crédito cuando no pagan lo que deben en tiempo y forma, son parte de los fondos que luego el banco usa para otorgar beneficios y promociones a sus clientes.
Ventajas: Tarjetas de Crédito
Recompensas: Aunque muchas tarjetas de débito también acumulan puntos, los usuarios de las tarjetas de crédito reciben muchos beneficios, como dinero en efectivo –cash back-, descuentos –por ejemplo en el súper o la gasolinera-, puntos y millas para viajes –American Advantage- y más, dependiendo del tipo de tarjeta que tengás.
Aquellos usuarios inteligentes que son ordenados, no gastan más de lo que tienen y son capaces de pagar al banco el total de lo que consumieron, pueden beneficiarse sustancialmente con los beneficios que brindan la tarjetas de créditos al hacer todos sus pagos y compras mensuales con el plástico.
Historial crediticio: Cada vez que solicitás un préstamo (ya sea automotriz, hipotecario, personal, o de cualquier tipo) el banco o institución financiera revisará tu récord crediticio. En él verá, básicamente, qué créditos has solicitado, a quién y qué tan buena paga has sido.
Por eso, la tarjeta de crédito puede ser una excelente manera de ir creando ese historial. Eso sí, si no pagás a tiempo, también podría funcionar en tu contra, puesto que entonces tu récord crediticio se vería afectado y difícilmente te otorgarían el préstamo que necesitás.
Garantías: Las tarjetas de crédito también pueden proporcionar garantías o seguros adicionales para los artículos comprados que pueden superar los del comercio donde los adquiriste. Por ejemplo, si un artículo comprado con una tarjeta de crédito llega a ser defectuoso después de expirada la garantía del fabricante, podés consultar con la compañía de tarjetas para ver si ellos proporcionarán cobertura.
Protección: Además, hay una notable diferencia en cuanto a la protección que ofrece la tarjeta de crédito versus la de débito. Las primeras todavía ofrecen una protección mucho mayor en la mayoría de los casos para aquellas personas cuyas tarjetas se pierden o son robadas. Siempre y cuando el cliente informe de la pérdida o robo de una manera oportuna, normalmente el banco no cobrará ningún cargo que se haya hecho con el plástico.
Entonces, ¿cuál es mejor?
Como habrás notado, cada tarjeta tiene sus ventajas y dependerá de la situación personal que estés viviendo, así como lo que vas a adquirir, cuál de los dos plásticos te conviene usar.
Mi recomendación es la siguiente. Usá la tarjeta de débito cuando:
- El comercio donde estás comprando necesita ser pagado inmediatamente.
- Cuando has automatizado mucho de tus pagos y tenés un presupuesto limitado.
- Si estás intentando controlar mejor tu dinero y/o te estás recuperando de malos hábitos financieros, por ejemplo, pagando deudas con tarjetas de crédito.
- Si querés el mejor tipo de cambio en monedas extranjeras.
- Si necesitás pagar con efectivo, por lo que vas a retirar el dinero de un cajero automático (la de crédito te cobrará un porcentaje adicional por retiro).
En cambio, podés hacer uso de la tarjeta de crédito cuando:
- Estás comprando en línea.
- Si estás viajando o estás de vacaciones.
- Si estás realizando compras grandes.
Finalmente, si vos sos de las personas que saben controlar su manera de gastar y no dudás que pagarás el total de lo consumido en la fecha que te corresponde, te vendría bien usar la tarjeta de crédito para obtener todos los beneficios que proveen.
Además, dependiendo de las circunstancias, estas tarjetas suelen ser mucho más flexibles que las de débito. Estás protegido o protegida contra el robo de identidad, tus compras podrían estar protegidas de daños o desperfectos de fábrica y las disputas se manejan de forma rápida y sin tener que pagar más sólo para obtener tu dinero de regreso.
Sin embargo, las tarjetas de crédito siguen siendo de crédito, por lo que básicamente estás adquiriendo una deuda por cada compra realizada. Podrías terminar pagando mucho dinero en intereses y, al no ser capaz de pagar a tiempo, tu récord crediticio se vería seriamente afectado.
A veces puede ser mejor no gastar del todo a menos que tengás el dinero para gastar, en cuyo caso la tarjeta de débito –o el efectivo- son tu mejor opción. Así mismo, si estás en el proceso de organizarte, no sabés si podrás controlar tus compras y además, querés sacar partido de no pagar ningún tipo de cargos, te vendría mejor usar la tarjeta de débito.