Hábitos saludables: uso de protector solar

El sol es básico para la vida y suministra beneficios reales. Sin embargo, debemos hacer un uso escaso de la exposición solar, ya que la radiación UV tiene efectos dañinos en la salud de la piel. Para controlar y disfrutar mejor de los beneficios del sol, es especialmente crucial el uso de un protector solar con un alto índice de protección.
Vivir en Nicaragua, país con ciudades donde el sol es protagonista la mayor parte del año, con temperaturas de 30° o más es bochornoso, sin embargo más atención le prestamos a los días soleados, ya sea por el exceso de calor o porque estamos buscando un bonito bronceado.
Es trascendental tomar ciertas precauciones a tomar en cuenta para prevenir el daño del sol; mantenernos en alerta de que debemos ampliarlas al resto del año, sobre todo, en el caso de aquellas personas que trabajan bajo una exposición solar alta y continua.
proteccion_solarPor consiguiente, exponernos al sol puede resultar beneficioso, pues este astro es imprescindible para nuestra salud, pero siempre en su justa medida. Es decir, algunos de los efectos beneficiosos en el ser humano y que son muy reconocidos es que mejora algunas enfermedades dermatológicas bastante frecuentes como la psoriasis y la dermatitis atópica. También, tiene un efecto positivo en el estado de ánimo, asimismo, permite el metabolismo de la vitamina D, importante sobre todo para los niños y los ancianos, un beneficio fundamental y que no se debe obviar es cómo favorece la circulación.
Sin embargo, también conlleva una serie de efectos perjudiciales para la salud, entre ellos se encuentran dos tipos de efectos, unos inmediatos como el enrojecimiento y quemaduras, pequeños daños oculares y bronceado, y otros a largo plazo, entre los que destacan el fotoenvejecimiento, la aparición de lunares, lentigos y cánceres malignos.

Estos efectos no son independientes. Se sabe, por ejemplo, que aquellas personas que sufrieron quemaduras solares cuando eran niños, tienen una mayor posibilidad de sufrir melanoma en la edad adulta, un cáncer con mal pronóstico si no se detecta a tiempo por el especialista.

Por ello, para evitar o minimizar los efectos negativos del sol en la piel, se encuentra a la defensa la melanina como factor de protección solar natural, compuesta por una macromolécula orgánica que cumple el doble propósito de filtrar física y químicamente los efectos nocivos de las radiaciones UV; absorbe los rayos UV, haciéndoles perder energía, y neutraliza los productos químicos -los radicales libres- que se forman en la piel después de la acción lesiva de la radiación UV.

Los filtros solares (de factor de protección 30 o superior) son necesarios para proteger la piel antes de salir de casa, aproximadamente 30 minutos antes de exponerse al sol, repitiendo la aplicación cada dos horas, tras el baño o una sudoración excesiva. Los fotoprotectores indican un número de factor de protección solar relacionado con el tiempo en que se puede proteger del sol. En este caso, no existe riesgos de quemaduras, de manera que una persona puede exponerse al sol 10 minutos sin enrojecerse la piel si usa factor de protección 15, así que puede estar bajo el sol sin quemarse un máximo de 150 minutos (15 x 10), pero atención, no todas las partes de nuestra piel responden igual, la cara es mucho más sensible que las piernas, lo cual quiere decir que con un protector 15 podremos estar 150 minutos sin quemarnos las piernas, pero a lo mejor solamente nos va a proteger la cara 30 minutos.

La protección no aumenta proporcionalmente con el número de SPF, es decir, un filtro SPF 30, filtra el 97% de los rayos UVB, mientras que otro SPF 15 filtra un 93% y un SPF 2 filtra un 50%. La Academia Americana de Dermatología recomienda un SPF de un mínimo de 30 para la protección solar.

Por tanto, la crema solar debe aplicarse en todo el cuerpo, extremando la precaución en áreas sensibles y expuestas como la cara, el cuello, los labios, el cuero cabelludo, los hombros y el escote. Se debe tomar en cuenta el protector solar idóneo para cada una de las áreas del cuerpo.

Sin embargo, no todos los filtros solares son iguales, ya que proveen diferente nivel de cobertura contra la RUV. Un error común es asumir que el sun protection factor (SPF) o “factor de protección solar” protege tanto de UVB (rayos de 290-320nm, asociados mayormente con cáncer de piel) como de UVA (rayos de 320-400nm, asociados con envejecimiento). El SPF solo indica la protección contra UVB. Este mide la razón entre la dosis de eritema mínima (DEM) en la piel protegida con filtro solar y la DEM en piel desprotegida.

Por otro lado, recientemente la antoxantina se ha posicionado en primer lugar de la lista en cuanto a su condición de “súper nutriente”, convirtiéndose en el foco de numerosos estudios revisados por expertos científicos.
La antoxantina es producido por las algas marinas en respuesta a la exposición de luz UV, de esta manera la alga se protege, es decir la substancia pigmentada tiene la capacidad de “protegerlo” al ser tomado en grandes cantidades por un largo período de tiempo para saturar los tejidos de su cuerpo. Normalmente, demora varias semanas.
Uno de los beneficios de la antoxantina que ha despertado el interés de los investigadores es su capacidad de reducir los signos de envejecimiento, al proteger su piel contra el daño solar.
Para efectos de uso, en el país se cuenta con una gama de protectores solares apropiados para contrarrestar los efectos nocivos de las exposiciones solares.